Según la historia de Janukáh, que se nos relata en el libro de Macabeos, una de las causas por las cuales Israel fue invadida por Antíoco Epífanes en el año 167 A.E.C., fue porque los israelitas quisieron ser como los paganos, y una de las cosas que copiaron fue el Gimnasio.
La palabra «Gimnasio» viene del griego «gymnos», que significa «desnudez». Por tanto, «Gymnasium» significa «lugar donde se va desnudo». Los Gimnasios de entonces, eran centros de educación física, a los que se acostumbraba a ir sin ropa, de la misma manera que los baños y las aulas de estudios. De esto se desprendían prácticas como orgías y toda clase actos obscenos. Se rendía culto al cuerpo, el cual era exhibido de continuo en estos lugares.
Esto fascinó a muchos israelitas de la época, que no dudaron en construir uno en Jerusalem. Dice así «1 Macabeos»:
De su descendencia salió aquel retoño impío, Antíoco Epífanes, hijo del rey Antíoco. Había estado primero como rehén en Roma, pero el año ciento treinta de la realeza de los griegos subió al trono. Fue entonces cuando surgieron en Israel unos malvados que arrastraron a muchos consigo, diciéndoles: Vamos y pactemos un pacto con las naciones que nos rodean, pues desde que nos separamos de ellas, nos han ocurrido muchas desgracias. Esta sugerencia tuvo buena acogida: pues, algunos de nuestro pueblo fueron a ver al rey quien los autorizó para que siguieran las tradiciones de los paganos. Entonces construyeron en Jerusalem un gimnasio, tal como lo hacían los paganos.
1 Macabeos: 1: 10-14
Desear copiar las cosas y la vida de los paganos y religiosos, nos arrastrará a imitarles, y por consiguiente, a dejar la Toráh de Dios a un lado, para hacer cosas que no están ordenadas en la Toráh y rendirnos culto a nosotros mismos.