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Israel en la Profecía – Parte 2

PROFECÍAS CUMPLIDAS

Dispersión. Los judíos fueron advertidos repetidamente que serían dispersados si no eran fieles al pacto de Dios. Consideremos las palabras de Moisés: “Y el Señor te esparcirá por todos los pueblos, desde un extremo de la tierra hasta el otro extremo…” (Deuteronomio 28:64; comparar con Levítico 26:33). Esta dispersión o diáspora se dio en masa en el año 70 d. C. a manos de los romanos en cabeza del general Tito, hijo del emperador Vespaciano, en la destrucción que emprendieron contra Jerusalem.

Persecución. El Señor también les advirtió a los judíos que serían perseguidos en cualquier lugar que se encontraran. Una vez más, las palabras de Moisés son gráficas en este aspecto: “Y ni aun entre estas naciones descansarás, ni la planta de tu pie tendrá reposo; pues allí te dará el Señor corazón temeroso, y desfallecimiento de ojos, y tristeza de alma” (Deuteronomio 28:65). Durante cientos de años los judíos han sido perseguidos por muchos pasando de la esclavitud egipcia, a la destrucción asiria, de ahí al exilio babilónico, luego el ataque de los griegos, desembocando en la destrucción a manos de los romanos, luego la de España por mandato de los reyes católicos con el edicto de Granada el 31 de marzo de 1492, llegando a una de las más escandalosas, la persecución nazi y aún en nuestros tiempos los embates antisemitas de parte de grupos extremistas islámicos.

Desolación. Dios prometió que después de su dispersión, su tierra quedaría “desolada” y sus ciudades yacerían “desiertas” (Levítico 26.33). Moisés lo hizo más explícitamente cuando dijo: “Y dirá… el extranjero que vendrá de lejanas tierras… (azufre y sal, abrasará toda su tierra; no será sembrada, ni producirá, ni crecerá en ella hierba alguna…” (Deuteronomio 29:22-23). La tierra que Dios había prometido a Abraham y a su descendencia ha sido escenario de múltiples guerras lo cual ha traído devastación y desolación. Después de la diáspora del 70 esta tierra cayó en manos de diferentes grupos de ocupación, pasando por los romanos, los bárbaros, turcos otomanos, británicos entre otros, y ocupaciones de grupos nómadas que se establecieron allí autoproclamándose dueños de la tierra como los autodenominados palestinos. Cuando Israel volvió a ocupar en 1.948 una parte del territorio que les correspondía, estas tierras estaban muertas y estériles, eran solo desiertos.

Preservación. Sin embargo, Dios en su maravillosa gracia prometió que Él preservaría a su pueblo Israel, como un pueblo por separado durante su dispersión por todo el mundo. (Isaías 66:22; Jeremías 30:11; 31:35-37). El profeta Isaías lo dice de una forma más comparativa, pues dice que el Señor no podría olvidar más a Israel de lo que una madre podría olvidar a su hijo que aún está amamantando (Isaías 49:15). Luego añade que Dios no puede olvidar a Israel porque los ha esculpido en las palmas de sus manos (Isaías 49.16). Dios ha cumplido estas cuatro profecías a pesar de las persecuciones milenarias con el objetivo de destruir a Israel y desaparecerlo. Dios siempre ha reservado un remanente de su pueblo durante todas estas destrucciones, por eso vemos que después de cuatro mil años desde que Dios prometió una descendencia a Abraham la cual llegaría a ser una nación grande y fuerte, hasta hoy el pueblo judío se ha preservado y mantenido en la historia.

PROFECÍAS ACTUALES

Tenemos el privilegio de vivir en una época en la que Dios está cumpliendo muchas profecías a los judíos. Qué gran testimonio es esto al hecho de que Dios está en su trono y en control, y que Dios es fiel en cumplir sus promesas. Solo los insensatos y necios embotados por sus razonamientos irresponsables no tienen la suficiente capacidad de ver en la Palabra un legado de vida que es orgánicamente profético la cual se ha cumplido, se cumple y seguirá cumpliendo al pie de la letra.

Reunión. Los profetas bíblicos prometen una y otra vez que llegará el día cuando Dios reunirá a su pueblo en su tierra (Isaías 11:10-12; Ezequiel 36:22-28). Esta notable reunión o reagrupación de los judíos desde los cuatro puntos de la tierra ha ocurrido en nuestros días. La Primera Guerra mundial preparó la tierra para el pueblo, ya que el control de ella fue trasferido de una nación que odiaba a los judíos (Turquía) a una nación que simpatizaba con su regreso (Inglaterra). El holocausto de la Segunda Guerra, preparó al pueblo para ocupar nuevamente la tierra motivándolos así a regresar. Nadie puede discutir que esta profecía se ha cumplido hoy.

Condición de Nación. Los profetas declararon que cuando el pueblo se reagrupara, la nación de Israel sería restablecida. Esto ocurrió el 14 de mayo de 1.948. (Isaías 66:7-8; Zacarías 12:3-6). Esto fue lo que el mismo Yeshûa señaló hablando en profecía con respecto a la higuera que retoñaría y florecería (Mateo 24:32-34; Lucas 21:29-32). Este acontecimiento es la piedra angular profética. Es un acontecimiento que los eruditos en profecías habían señalado durante cuatrocientos años entre mucha burla y ridículo por aquellos que no creían que Israel volvería a existir como nación. Hoy Israel se levanta como una nación fuerte y grande.

Florecimiento. Dios prometió que con el restablecimiento de la nación, la tierra florecería otra vez (Isaías 35:1-7; Joel 2:21-26). Como lo dijera el profeta: “Esta tierra que era desolada ha venido a ser como huerto del Edén” (Ezequiel 36:35). Y eso es exactamente lo que la gente dice actualmente, cuando visitan Israel, porque una vez más es una tierra de leche y miel. Más de 300 millones de árboles fueron plantados en el siglo XX. La lluvia se ha incrementado 450%. Los antiguos pantanos infestados de malaria, han sido convertidos en tierras de cultivo. Agua del Mar de Galilea ha sido canalizada a los desiertos, haciendo que florezcan. Los lugares desérticos han reverdecido nuevamente. Aun han aparecido insectos como el de la seda, del cual se está extrayendo una de las materias primas en seda más exquisitas del mundo.

Pero, el florecimiento hay que verlo también desde el punto de vista espiritual, pues Yeshûa profetizó que Israel como “la higuera” después de su sequedad, iba a volver a florecer. Este florecimiento se dio el 7 de junio 1.967 cuando Israel retomó el control de Jerusalem y la anexó nuevamente a su territorio. A partir de ese momento comenzaría la cuenta regresiva de la que habló el Señor Yeshûa que no pasaría una generación sin que todo eso aconteciera (Lucas 21:29-32). Debemos entender que una generación bíblicamente oscilaba entre los setenta a cien años (Salmo 90:10; Génesis 15:16), pues es lo que dura en promedio la vida humana, es decir una generación. Lo que quiere decir es que a partir de la recuperación de Jerusalem como territorio empieza a contarse el tiempo dentro del cual Yeshûa dijo que regresaría. Hay que recordar que Israel sin Jerusalem no es Israel. Aunque en 1.948 se conformó nuevamente la nación de Israel, ésta estaba incompleta, pues dentro sus territorios no estaba Jerusalem porque se encontraba bajo el dominio árabe.

Idioma. Cuando los judíos fueron esparcidos por todo el mundo en el primer siglo, la lengua hebrea se fue perdiendo. Los judíos que se asentaron en Europa desarrollaron un idioma llamado Yiddish (una combinación de hebreo y alemán). Los judíos del mediterráneo mezclaron el hebreo con el español para dar como resultado un idioma llamado Ladino. A raíz de esto la lengua hebrea desapareció. El profeta Sofonías implicó que llegaría un momento cuando el idioma hebreo reviviría (Sofonías 3:9). Y ha revivido. En la actualidad los judíos hablan el hebreo. Es el único ejemplo en la historia de la resurrección de una lengua que se daba por muerta. El hombre que Dios utilizó para revivir el idioma fue Eliezer Ben Yehuda (1.858-1.922).

Jerusalem. Yeshûa dijo que una de las señales más certeras de su inminente retorno sería la reocupación de Jerusalem por parte de los judíos (Lucas 21:24). Esto ocurrió durante la guerra de los seis días el 7 junio de 1.967 cuando el ejército israelí ocupó la ciudad santa de Jerusalem y proclamándola como su capital nuevamente en 1.980 por parte del parlamento israelí.

Fuerza Militar. Zacarías profetizó que cuando los judíos se restablecieran en su tierra, su poderío militar sería abrumador, como “brasero de fuego entre leña” y que ellos “consumirían” a todos los pueblos de su alrededor (Zacarías 12:6). Esto también se observó el 7 de junio de 1.967 cuando en solo seis días Israel aplastó por completo las tropas de cinco países árabes, afianzándose más como nación y como fuerza militar.

Punto Central. Israel siempre es ilustrado como el punto central de la política mundial durante el final de los tiempos (Zacarías 12:3; 14:1-9). Esto ha sido así desde el boicot del petróleo por los árabes en 1.973. Occidente de pronto se dio cuenta de su dependencia del petróleo árabe y empezó a “alinearse” con la obsesión árabe de aniquilar a los judíos. Israel siempre ha estado en la mira de todos los países y se ha convertido en un punto de interés para la política mundial, por eso todos los países tienen que ver con Israel. Podríamos decir sin temor a equivocarnos que Israel es el eje mundial en lo político, económico, social entre otros.

PROFECÍAS FUTURAS

 Tribulación. Dios pondrá al pueblo judío, a través de tribulación sin paralelo (Deuteronomio 4:30), durante el cual dos terceras partes de los judíos perecerán (Zacarías 13:8-9). El propósito será suavizar el corazón de un remanente para que acepte al verdadero Mesías. Muchos serán entregados a la muerte por el testimonio de la palabra (Apocalipsis 6:9).

Salvación. Un remanente de los judíos “mirarán en mí [a aquel], a quien traspasaron” y lo aceptarán como Señor y Salvador (Zacarías 12:10; Romanos 11:1-6, 25-29). Verán la salvación y la redención de Dios, a través de su presencia Él traerá bendición a su pueblo (Isaías 25:9).

Primacía. Después Dios reunirá a todos los judíos creyentes en Israel en Yeshûa, donde serán establecidos como la primera nación del mundo durante el reinado milenial de Él como Mesías. (Deuteronomio 28:1, 13; 2 Samuel 7:9; Isaías 60 – 62; Miqueas 4:1-7).