Cuando alguien acepta seguir a Yeshúa Mashíaj, se enfrentará a una serie de situaciones que conmocionarán su vida, pues necesariamente sufrirá una transformación.
Y Shimón, apodado “Petros” en griego o “Kefá” en hebreo, es el perfecto ejemplo de la transición de una vida común y ordinaria a una singular y extraordinaria. Shimón experimentó su paso de ser un pescador invadido por las dudas, a un apóstol firme como una piedra, de ahí su apodo. El cual se convirtió en un digno ejemplo de ser imitado y de inspiración en nuestra transformación a esa vida extraordinaria. ¿Cuál fue el proceso de Shimón?
Aceptar el llamado al cambio: El viaje de Shimón comenzó con el llamado de Yeshúa Mashíaj:
Mateo 4:19 “Ven, síganme, y te haré pescador de hombres”
Nuestra transformación nos va a demandar salir de nuestra zona de confort, a dejar aquello a lo que estamos habituados; y, por tanto, debemos estar abiertos a las nuevas oportunidades, aunque parezcan desalentadoras.
¿A qué “redes” nos estamos aferrando que impiden nuestra transformación? ¿Qué nuevos “mares” estaríamos dejando de encontrar por no querer salir del confort?
Aprender a través del fracaso: ¿Recordamos el intento de Shimón de caminar sobre el agua (Mateo 14:28-31)? Empezó valientemente, pero un viento adverso lo hizo invadir de miedo y ganándole, comenzó a hundirse.
La transformación implica correr riesgos y enfrentar los miedos. Está bien “hundirse” a veces, mientras seamos capaces de pedir ayuda y aprender del Único que nos puede ofrecer su Mano Salvadora.
¿Cuáles son aquellos “vientos” que nos llenan de miedo? ¿Cómo podemos convertir los momentos de “hundimiento” en oportunidades?
De la negación a la dedicación: La triple negación de Shimón a Yeshúa en diversos verbos, “no soy”, “no conozco”, “no estaba”, y la posterior reivindicación, es una de las partes más conmovedoras de su historia (Lucas 22:54-62, Juan 21:15-17).
En la transformación, todos vamos a tener momentos de debilidad. La clave es usarlos como puntos de partida para un compromiso y un crecimiento más profundos.
No interesa cómo hayan impactado en nosotros los fracasos, sino cómo van a impactar ahora que experimentamos la transformación. Debemos ver estos “fracasos” y pensar, ¿cómo pueden impulsar nuestro crecimiento? Pues, no olvidemos que para los que amamos a Elohím, todo coopera para nuestro bien.
La transformación de Shimón continuó mientras predicaba con valentía, se operaban milagros a través de él y se mantenía firme en la fe a pesar de la persecución (Hechos 2-5).
El pescador que alguna vez fue impulsivo, pero lleno de miedos, se convirtió verdaderamente en un “pescador de hombres”, en un símbolo en general para los creyentes.
Conclusiones claves de la transformación de Shimón:
- Salir de la zona de confort (Hábitos).
- Asumir riesgos acompañados de fe (Vivir de acuerdo con los Mandamientos).
- Aprender de los fracasos (Arrepentimiento).
- Dar lugar a la restauración después de los “fracasos” (Renovación).
Así como Yeshúa Mashíaj vio el potencial de transformación en un simple pescador, también Él lo ha visto en nosotros a pesar de nuestra simplicidad; por eso, no debemos temer, porque no se trata de nosotros, se trata de Aquel que nos escogió. Así que, nuestro pasado no nos define; sino la Obra Transformadora de Aquel que nos llamó en su Perfecta Voluntad.
Por tanto, debemos renunciar a las “redes” que nos mantienen atados a una vida sin propósito eterno, y atendamos el llamado que nuestro Gran Rabino Yeshúa, nuestro Adón y Salvador nos hace. No temamos ser parte de la Transformación.