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Yom Kippurîm – Día de Expiaciones

Yom HaKippurîm literalmente significa “Día de las Expiaciones”, aunque es conocido comúnmente como “Yom Kippûr”. Era la más solemne celebración de las siete fiestas bíblicas porque en ella entraba el Sumo Sacerdote al Lugar Santísimo del Templo para hacer expiaciones por él y el pueblo. Se celebraba el día diez del mes séptimo llamado Tishrei del calendario bíblico.

Ciertamente el día décimo de este mes séptimo será Yom HaKippurîm. Tendrán una santa convocación y humillarán sus almas, y acercarán ofrenda encendida ante YAHWEH. Ningún trabajo harán en ese día, porque es Yom Kippurîm, para hacer expiación por ustedes en presencia de YAHWEH, su Dios. Toda alma que no se humille en ese día, será cortada de su pueblo y toda alma que haga cualquier trabajo en ese día, Yo eliminaré a esa alma de entre su pueblo. No harán trabajo alguno. Estatuto perpetuo será por sus generaciones en todos los lugares donde vivan, Shabbât Shabbatôn les será. Humillarán sus almas desde el atardecer del noveno día del mes hasta el otro atardecer, cesando en su Shabbât.

Levítico 23:27-32

Yom HaKipupurîm era entonces un tiempo de convocación para que “humillaran sus almas”. La palabra que traducimos como “humillar” es “anâ” “עָנָה”, significa: “menguar, menospreciar, deprimir, abatir, afligir, humillar, oprimir, quebrantar, someterse”.

La traducción de esta palabra en la Septuaginta (LXX) fue “tapeinôo” “ταπεινόω”, quer significa: “deprimir, humillar el cuerpo o el corazón”.

Por tanto, la idea central de esta fiesta radicaba en el hecho de la humillación que debían hacer de sí mismos ante el Eterno Dios y ante su prójimo. Hay dos formas de humillarse, una porque nazca del individuo o la otra como resultado de su altivez. La misma expresión de la (LXX) fue la que se usó en Mateo:

No busquen que los llamen guías, porque uno es su Guía: -el Mesías-. Y el mayor de ustedes será su servidor, porque el que se enaltezca será humillado y el que se humille [tapeinôo], será enaltecido.

Mateo 23:10-12; Comparar con Lucas 18:10-14

¿Cómo logramos la verdadera humillación del alma? Sometiendo todo nuestro ser (espíritu, alma y cuerpo) a Dios, es decir a hacer Su Voluntad, y con el servicio y el amor al prójimo. Esto lo encierra todo.

Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con todo tu intelecto y con todas tus fuerzas. Este es el Principal Mandamiento. Y el segundo es semejante: -Amarás a tu prójimo como a ti mismo-. No hay otro Mandamiento mayor que éstos. […] y el amarle con todo el corazón, con todo el intelecto, con toda el alma, y con todas las fuerzas, y amar al prójimo como a uno mismo, es más que todos los holocaustos y sacrificios.

Marcos 12:30-31, 33

Si alguno dice: -¡Yo amo a Dios!-. Pero, aborrece a su hermano, es mentiroso. Pues el que no ama a su hermano a quien ha visto, ¿cómo puede amar a Dios a quien no ha visto?.

1 Juan 4:20

Este era el reproche que YAHWEH le hacía al pueblo de Israel, pues habían tomado Yom HaKippurîm solo de forma religiosa sin mostrar un verdadero cambio en su forma de vida hacia Dios y menos hacia el prójimo. Es lo que nos dicen las Escrituras:

Ustedes dicen: ¿Para qué ayunar, si no haces caso? ¿Humillar nuestras almas, si no te enteras? Pero he aquí, en el Día del Ayuno [Yom Kippurîm] buscan su propio interés, y explotan a todos sus trabajadores. He aquí, sus ayunos los llevan a contiendas y debates, a azotar con golpes a los menesterosos. No ayunen de esta forma si quieren que su voz sea oída en lo alto. ¿Acaso el Ayuno que Yo quiero, es solo un día para que el hombre humille su alma, moviendo la cabeza como un junco, y envolviéndose de luto? ¿Llamarán a ese Ayuno: Día Agradable a YAHWEH? ¿No es más bien el Ayuno que Yo quiero, que desaten las cadenas de maldad, que suelten las cargas con las que oprimen, que dejen ir libres a los que han agraviado y que rompan todo yugo? ¿No es que compartas tu pan con el hambriento, y a los pobres errantes albergues en casa; que cuando veas al desnudo, lo cubras, y no te escondas de tu hermano? Entonces nacerá tu luz como el alba, y tu salvación se dejará ver pronto, tu justicia irá delante de ti, y la gloria de YAHWEH será tu retaguardia. Entonces llamarás a YAHWEH y Él responderá; suplicarás, y Él dirá: -¡Heme aquí!- Si quitas de en medio tuyo la opresión, el dedo amenazador y las palabras arrogantes, y si de tu alma sacas para el hambriento y sacias al alma afligida, entonces nacerá tu luz de entre las tinieblas, y tu oscuridad será como el mediodía. YAHWEH te pastoreará siempre, y en las sequías saciará tu alma y dará vigor a tus huesos. Serás un huerto bien regado. Un manantial cuyas aguas nunca faltan. Los tuyos reedificarán las ruinas antiguas y volverás a levantar los cimientos de muchas generaciones, y serás llamado reparador de brechas, restaurador de senderos para habitar.

Isaías 58:3-12

De ahí la importancia que Yeshûa y los apóstoles le dieron a este asunto:

Porque toda la Ley en esta sola palabra se cumple:-Amarás a tu prójimo como a ti mismo-.

Gálatas 5:14

Si en verdad cumples la Ley Real, conforme a lo escrito:-Amarás a tu prójimo como a ti mismo-, estarás obrando bien.

Santiago 2:8

Por eso, las sentencias tan tremendas que se registraban por no cumplir a cabalidad esta fiesta, como ser cortado de su pueblo.

La palabra “cortado” la traducimos de la expresión hebrea “karât” “כָּרַת”, que significa: cortar, cercenar, rebanar, separar, destruir, amputar, borrar, derribar, desaparecer, deshacer, dividir, extinguir, quebrar, quitar, raer, talar”.

Y también usa la expresión “eliminaré a esa alma de entre su pueblo”. La palabra “eliminar” la traducimos de la expresión hebrea “avâd” “אָבַד” que significa: “hacer descarriar, es decir, hacer perder, perecer, destruir, alejar, arruinar, corromper, desbaratar, desfallecer, desvanecer, esparcir, exterminar, infortunio”.

¿Pero qué significa “kippûr”? La expresión hebrea “kippur” “כִּפֻּר” significa: expiación (solo en plural “kippurîm” “כִּפֻּרִים”)”. Viene de la raíz “kafâr” “כָּפַר” que significa: cubrir, figurativamente expiar o condonar, aplacar, cancelar, anular, apaciguar, corregir, purificar, reconciliar”. 

Esta fiesta, al ser la más solemne de todas, requería un gran esfuerzo y sobre todo preparación. El sumo sacerdote se bañaba completamente simbolizando su purificación espiritual. No debía vestirse con las magníficas vestiduras de colores como en otras ocasiones sino llevar la túnica de lino blanco que representaba la pureza absoluta, el requisito para entrar en la presencia del Dios Santo. El vestido blanco y limpio simbolizaba la justicia perfecta de Yeshûa, nuestro Gran Sumo Sacerdote.

El Sumo Sacerdote debía hacer una expiación por sus propios pecados y por los de los otros sacerdotes. Sacrificaba un becerro y llevaba la sangre en un tazón. Con un incensario lleno de brasas encendidas tomadas del altar y en su mano llevando el incienso, así entraba en el Lugar Santísimo. Inmediatamente ponía el incienso sobre las brasas para que el humo perfumado cubriera el Propiciatorio. Así sus pecados eran cubiertos y no moría. El incienso simbolizaba la oración y la vida justa que subía a Dios. Si el Sumo Sacerdote no había vivido una vida limpia perecía. Luego rociaba sangre siete veces sobre el Propiciatorio.

Tomará luego la sangre del novillo, rociará con su dedo desde el lado oriental del Propiciatorio, y con su dedo hará siete aspersiones de sangre delante del Propiciatorio.

Levítico 16:14

El Propiciatorio era la tapa que cubría al Arca de la Alianza, el cual estaba labrado de una sola pieza de oro, con dos querubines en sus extremos que extendían sus alas por encima de él estando enfrente el uno del otro y sus rostros mirando hacia el Propiciatorio. En la carta a los Hebreos se nos da una descripción de ello:

Tras el segundo velo, estaba la parte del Tabernáculo llamada Lugar Santísimo, que tenía un incensario de oro y el Arca de la Alianza cubierta de oro por todas partes, en la que había una urna de oro que contenía el maná, la vara de Aarón que reverdeció, y las Tablas de la Alianza; y sobre ella los querubines de gloria que cubrían el Propiciatorio, cosas de las cuales no es posible hablar ahora en detalle.

Hebreos 9:3-5

De acuerdo a lo descrito, tenemos que en Interpretación Profética el Propiciatorio es símbolo de Yeshûa, y el Arca de la humanidad, la cual es cubierta por el Mesías. En el Arca estaban las Tablas de la Torâh (Ley) indicando que en Yeshûa se había cumplido a cabalidad la Torâh. El maná era símbolo que Él era el Pan del Cielo. La vara que reverdeció era símbolo de la Resurrección que Él ha provisto. La sangre que se rociaba indicaba el sacrificio hecho por el Mesías, volviendo el favor de Dios hacia el hombre. Los dos querubines que lo observan, significaban que Él es aprobado y aceptado por su Divinidad, y finalmente en Él, Dios se manifiesta al hombre que le busca.

La palabra “propiciatorio” viene la hemos traducido de la expresión hebrea “kappôret” “כַּפֹּרֶת”, que significa: “cubierta, tapa, asiento sagrado, asiento de honor”. Viene de la raíz “kafâr”.

Luego el Sumo Sacerdote hacía expiación por todos los que allí se habían reunido, todo Israel. Es necesario entender que en Interpretación Profética Israel representa a la humanidad y las tribus de Israel los pueblos y el remanente de Israel es la Iglesia, la congregación de Yeshûa. No quiere decir esto que Dios no tenga un plan con Israel propiamente como nación y pueblo, claro que sí, y ese plan se cumplirá a futuro, pero mientras tanto Israel es tipo de la humanidad.

Cuando se hacía la expiación para el pueblo, según Levítico 16, se escogían dos machos cabríos para expiar los pecados. Los dos machos cabríos elegidos para el sacrificio ya habían sido traídos al Tabernáculo. Se echaban suertes sobre los animales; una suerte era dedicada a YAHWEH y la otra era destinada a “azazêl”. Se sacrificaba el macho cabrío sobre el cual caía la suerte por YAHWEH. Es decir, el que era aceptado por Él y recibido.

Luego el sacerdote ponía sus manos sobre la cabeza del animal vivo, el de “azazêl” y confesaba todas las iniquidades de Israel. Este macho cabrío era enviado al desierto para no volver nunca. De acuerdo a la versión siria, “azazêl” es el nombre de un demonio que los antiguos hebreos y cananeos creían que habitaba en el desierto, tierra estéril donde Dios ejerce su acción fecundante. Otros lo interpretan como Satanás o posiblemente como el lugar remoto al cual era enviado el macho cabrío. Sin embargo, estas interpretaciones son erróneas porque en ninguna otra parte de la Biblia se encuentra una ofrenda a demonios o a Satanás y Dios expresamente prohibió sacrificar a demonios (Levítico 17:7). Y no existe evidencia de un lugar llamado “Azazêl”.

La palabra hebrea “azazêl” “עֲזָאזֵל”, significa: “chivo o cabrío que se aleja”. Esta expresión viene de dos palabras “ez” “עֵז” que significa: “cabra”; y “azâl” “אָזַל” que significa: “alejarse, desaparecer, acabar, apartar, errante, irse, perecer”.

Por eso, la interpretación de este nombre como “remisión, quitar y enviar a otra parte” es la más apropiada. Viéndolo desde la óptica de Yeshûa los dos machos cabríos formaban un solo sacrificio por el pecado. El uno era sacrificado por expiación del pecado y el otro, aquel sobre el cual el sumo sacerdote ponía las manos y confesaba los pecados de Israel, representaba el alejamiento de la culpa no solamente de la presencia de Dios sino también de la presencia del pueblo. Así es con nuestro Dios. Por medio del Mesías, nuestros pecados y la culpa resultante están alejados para siempre. “Cuanto está lejos el oriente del occidente, hizo alejar nuestras rebeliones” (Salmo 103:12).

Pero al mismo tiempo estos dos cabríos representaban a la humanidad, en donde uno era símbolo de los benditos del Padre, aquellos que habrán dado su vida como sacrificio agradable a Él. Y el otro será desechado y lanzado fuera, aquellos que habrán desechado la justicia de Dios.

Yeshûa es al mismo tiempo, nuestro Gran Sumo Sacerdote, no necesitaba ofrecer sacrificio por sí mismo. Entró una vez para siempre en el Lugar Santísimo (el Cielo), no llevando la sangre de machos cabríos, sino su propia sangre, y nos redimió eternamente (Hebreos 9:11-12). Él tiene un sacerdocio inmutable y puede “salvar perpetuamente a los que por Él se acercan a Dios, viviendo siempre para interceder por ellos” (Hebreos 7:24, 25). Aunque había muchos sacerdotes, solo uno era competente, solo uno podía ser el mediador entre Dios y el pueblo.

Porque así como hay un solo Dios, hay un solo mediador entre Dios y los hombres: Yeshûa el Mesías. El cual se hizo hombre y quien se dio a sí mismo en precio por el rescate de todos, cuyo testimonio fue dado en sus propios tiempos.

1 Timoteo 2:5-6

En Yom HaKippurim se hacía sonar el shofâr:

Y en el décimo día del mes séptimo tocarán Teruâh con el shofâr. En Yom HaKippurîm harán resonar el shofâr por toda su tierra.

Levítico 25:9

Como vemos es una continuación del toque de Teruâh. Este es un anuncio profético del Día del Señor, pues Yom HaKippurim representa ese momento.

Debemos entender que en este día único en el año cuando el Sumo Sacerdote y el pueblo de Israel se presentaban ante Dios, no lo hacían para ser perdonados, en realidad lo hacían para ser juzgados, por lo que si no se presentaban debidamente en verdad ante el Eterno Dios, Él no recibiría sus ofrendas y morirían.

Así será aquél día, el Día del Señor, en el que nos presentaremos ante el Señor no para ser perdonados, sino juzgados de acuerdo a nuestro obrar, es allí donde vendrá la separación, cuando Él venga a juzgar los pueblos.

De ahí podemos entender el otro significado de Yom HaKippurim, y tiene que ver con la palabra singular “kefâr” o plural “kefarîm” que viene de la misma raíz de “kippurîm” y que significa “pueblo”, por ende en plural es “pueblos” lo que nos da una idea más amplia de este día tan especial, “El Día de los Pueblos”.

Cuando el Hijo del hombre venga en su gloria, con todos sus ángeles, se sentará en su trono glorioso. Todos los pueblos se reunirán delante de Él, y separará a unos de otros, como separa el pastor las ovejas de las cabras. Pondrá las ovejas a su derecha, y las cabras a su izquierda. Entonces dirá el Rey a los que estén a su derecha: -Vengan ustedes, a quienes mi Padre ha bendecido; reciban su herencia, el reino preparado para ustedes desde la creación del mundo. Porque tuve hambre, y ustedes me dieron de comer; tuve sed, y me dieron de beber; fui forastero, y me dieron alojamiento; necesité ropa, y me vistieron; estuve enfermo, y me atendieron; estuve en la cárcel, y me visitaron-. Y le contestarán los justos: -Señor, ¿cuándo te vimos hambriento y te alimentamos, o sediento y te dimos de beber? ¿Cuándo te vimos como forastero y te dimos alojamiento, o necesitado de ropa y te vestimos? ¿Cuándo te vimos enfermo o en la cárcel y te visitamos?- El Rey les responderá: -Les aseguro que todo lo que hicieron por uno de mis hermanos, aun por el más pequeño, lo hicieron por mí-. Luego dirá a los que estén a su izquierda: -Apártense de mí, malditos, al fuego eterno preparado para el diablo y sus ángeles. Porque tuve hambre, y ustedes no me dieron nada de comer; tuve sed, y no me dieron nada de beber; fui forastero, y no me dieron alojamiento; necesité ropa, y no me vistieron; estuve enfermo y en la cárcel, y no me atendieron-. Ellos también le contestarán: -Señor, ¿cuándo te vimos hambriento o sediento, o como forastero, o necesitado de ropa, o enfermo, o en la cárcel, y no te ayudamos?- Él les responderá: -Les aseguro que todo lo que no hicieron por el más pequeño de mis hermanos, tampoco lo hicieron por mí-. Aquéllos irán al castigo eterno, y los justos a la vida eterna.

Mateo 25:31-46

Obviamente vivimos en un mundo que cada vez se vuelve más injusto y el resultado de esto es ver la pobreza continúa resultado de la corrupción en el hombre. El eterno Dios juzgará ese comportamiento. Sin embargo, ese desinterés y apatía hacia el prójimo tiene que ser entendido también desde el deber que como hijos de Dios y congregación de Yeshûa tenemos hacia nuestro prójimo, pues constantemente nos comportamos indiferentes a los que están desamparados, los que se encuentran hambrientos y sedientos, los que están como forasteros o perdidos, asimismo los desnudos, enfermos y están encarcelados espiritualmente.

Qué estamos haciendo nosotros para corregir nuestra despreocupación en este asunto. ¿Estamos obrando en la justicia de Dios o sencillamente nos hemos acomodado y no queremos movernos para hacer más allá de lo que se nos pide? Yom HaKippurim es un llamado a despertar y trabajar arduamente por el Ministerio de la Reconciliación que se nos ha encomendado administrar. De eso se trata hoy Yom Hakippurim, presentarnos y presentar a muchos ante Dios el Juez Eterno para ser tenidos por dignos de su llamamiento (2 Tesalonicenses 1:7-11).

En aquel día se dará también la plena restauración de Israel, de aquellos que reconocieron en Yeshûa a su Mesías y Salvador.

Aquel día trillará YAHWEH las espigas, desde el Gran Río hasta el Torrente de Egipto, Pero ustedes, hijos de Israel, serán espigados uno a uno. Aquel día resonará fuertemente el shofâr, y vendrán los dispersos de Asiria y los desterrados de Egipto, y se postrarán ante YAHWEH en el Monte Santo, en Jerusalem.

Isaías 27:12-13

Entonces aparecerá en el cielo la señal del Hijo del Hombre, y todos los pueblos de la tierra llorarán viendo al Hijo del Hombre venir sobre las nubes del cielo con poder y gran gloria. Y enviará a sus ángeles con gran trompeta, y reunirán a sus escogidos de los cuatro vientos, de un extremo al otro extremo de los cielos.

Mateo 24:30-31; Comparar con Zacarías 12:10-14, Daniel 7:13-14