Lamentablemente un sistema como la Guematría que es una técnica con la que asignaban valores numéricos a letras, palabras, frases u oraciones hebreas para descubrir un código o mensaje, a fin de transmitir una verdad, hoy por hoy, se usa para cuestiones místicas y alejadas de su realidad; pero dejando a un lado esas malas prácticas de misticismo en las que algunos han caído, si usamos la Guematría correctamente, podemos descubrir y entender algunos escritos o mensajes de la Biblia que están dados en este sistema. Veamos tres casos.
El primer caso en la genealogía del Evangelio de Matityáh (Mateo) se resalta que Yeshúa es descendiente del rey Dawid. Leemos así:
Mateo 1:17 De manera que todas las generaciones, desde Avraham hasta Dawid, son catorce; desde Dawid hasta la deportación a Bavel, catorce; y desde la deportación a Bavel hasta Mashíaj, catorce.
El valor numérico de los caracteres hebreos que forman el nombre del gran Rey de Yisrael, Dawid (
Matityáh usa la genealogía para vincular intencionalmente a Yeshúa con Dawid numéricamente, a través de una Guematría de 14, repetida tres veces. Así él da por ciertísimo que Yeshúa es el descendiente de Dawid y, por tanto, el Mashíaj.
El segundo caso lo podemos ver en cuanto al número de la Bestia, en el Libro del Apocalipsis encontramos el siguiente pasaje:
Apocalipsis 13:18 Aquí hay sabiduría. El que tenga entendimiento, que calcule el número de la bestia, pues es un número de un hombre, y el número es: Seiscientos sesenta y seis.
El autor sugiere explícitamente calcular el número de la bestia, indicando que es importante. Aunque entendemos proféticamente que la figura de la bestia en Apocalipsis se extiende más allá del primer siglo, hacia el final de los tiempos, debemos comprender que en el Siglo I ya estaba en acción el actuar de esta bestia, que persiguió despiadadamente a los primeros creyentes de Yeshúa Mashíaj, su nombre: “Nerón César”. El valor numérico en hebreo de este nombre junto al título que ostentaba en hebreo es (Nerón Qesar –
Así el apóstol Yojanán (Juan) identificaba a Nerón como aquella bestia que reinaba y destruía, haciéndonos una advertencia:
Apocalipsis 17:8-11 La bestia que has visto era, y no es, y va a subir del abismo, y va a la perdición. Los habitantes de la tierra, cuyos nombres no están inscritos en el Libro de la Vida desde la fundación del mundo, se maravillarán cuando vean a la bestia que era y no es y será. Aquí se requiere una mente que tenga sabiduría: Las siete cabezas son siete montes sobre los cuales está sentada la mujer. Y son siete reyes: Cinco han caído, uno es, y otro aún no ha venido; y cuando venga, debe quedar sólo por un breve tiempo. La bestia que era y no es, también es el octavo, y procede de los siete y va a la perdición.
Y un Tercer caso cuando el apóstol Shimón le hizo una pregunta a Yeshúa, nuestro Rabí, en cuanto al perdón, y Yeshúa le contestó a través de la Guematría. Veamos el Evangelio de Matityáh:
Mateo 18:21-22 Acercándose entonces Petros, le dijo: Adón, ¿cuántas veces pecará mi hermano contra mí y yo he de perdonarlo? ¿Hasta siete veces? Yeshúa le dijo: No te digo hasta siete veces, sino hasta setenta veces siete.
El número siete es en le pensamiento hebreo un número que significa estar completo, completar un ciclo, por ejemplo, los siete días de la semana. Yeshúa exponencializa el 7 x 70 veces, llevándolo a un nivel muy superior que conocemos como “tamim” “
En el libro de Bereshit (Génesis) encontramos esta palabra referida a dos personas antiguos:
Génesis 6:9 Estos son los descendientes de Nóaj: Nóaj, varón justo, era perfecto (tamim) en sus generaciones. Y hacia Elohím se encaminó Nóaj.
Génesis 17:1 Era Avram de noventa y nueve años cuando YHWH se le manifestó a Avram diciendo: Yo Soy El-Shaday, encamínate hacia mi Presencia, y sé perfecto (tamim).
Y de ahí que Yeshúa Mashíaj dijera:
Mateo 5:48 Por tanto, ustedes serán perfectos (tamim), como su Padre Celestial es perfecto (tamim).