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¿Eres llamado o escogido?

En las Sagradas Escrituras encontramos una enseñanza dada por nuestro Señor y Mesías Yeshúa, de la cual hay tantas enseñanzas por extraer, pero me centraré en una. Veamos:

“1) Y tomando nuevamente la palabra, Yeshúa les habló en parábolas, diciendo: 2) El Reino de los Cielos es semejante a un hombre que, siendo rey, hizo una fiesta de bodas para su hijo. 3) Y envió a sus siervos a llamar a los que habían sido invitados a la fiesta de bodas, pero no quisieron venir. 4) Volvió a enviar a otros siervos, diciendo: Díganles a los que han sido invitados: ¡Miren! Ya he preparado mi banquete y se han sacrificado mis novillos y las mejores reses, y todo está listo. ¡Vengan a la fiesta de bodas! 5) Pero ellos, sin prestar importancia, se fueron, el uno a su campo, el otro a su negocio; 6) y los demás, aprehendiendo a los siervos de él, los ultrajaron y los mataron. 7) Entonces el rey se enfureció, y enviando sus ejércitos destruyó a aquellos homicidas y prendió fuego a su ciudad. 8 ) Después dijo a sus siervos: La boda a la verdad está preparada, pero los invitados no eran dignos. 9) Por tanto, vayan a las salidas de los caminos, y llamen a la fiesta de bodas a cuantos hallen. 10) Y saliendo aquellos siervos a los caminos, reunieron a todos los que hallaron, tanto malos como buenos, y el salón de bodas se llenó de invitados. 11) Pero cuando el rey entró a ver a los invitados, vio allí a un hombre que no estaba vestido con traje de boda. 12) Y le dijo: Compañero, ¿cómo entras aquí sin traje de boda? Pero él enmudeció. 13) Entonces el rey dijo a los siervos: Átenlo de pies y manos y arrójenlo a la oscuridad de afuera. Allí será el llanto y el rechinar de dientes; 14) pues muchos son llamados, pero pocos escogidos.”

Mateo 22:1-14

Observamos que de parte de un rey se hace un llamado para participar de un banquete preparado por él a aquellos que se suponía tenían el estatus para participar de él. Pero, era tan elevado el ego de aquellos que, a pesar de ser el rey quien los invitaba, pusieron por encima sus prioridades como dice el versículo 5: “Pero ellos, sin prestar importancia, se fueron, el uno a su campo, el otro a su negocio”. Y no contentos con su actitud arrogante, otros decidieron matar a los siervos del rey.

El rey decide, entonces, abrir su invitación a todo el mundo no importando el estatus o condición social de la gente, sin embargo, a pesar de haber aceptado la invitación, se ve a un hombre que no ha asistido al banquete con el vestido adecuado, y a pesar de ser cuestionado por el rey, no quiso responder, demostrando con esto una rebeldía pasiva, demostrando con ello una actitud de desprecio ante el rey, por lo que termina siendo expulsado del banquete.

Lo que podemos ver de esta enseñanza es que no sólo se trata de aceptar la invitación, sino de la disposición de asistir a ella vestido adecuadamente. Pues, las personas que terminan asistiendo eran comunes y corrientes, pero debían entender que si aceptaban ir al banquete debían esforzarse por tener el vestido adecuado, así como la actitud correcta para la ocasión.

Así que, los meramente llamados terminan siendo aquellos que no aceptaron la invitación porque dieron mayor valor a sus asuntos personales a los del rey, y también aquellos que, a pesar de haber aceptado la invitación, no se esforzaron por presentarse adecuadamente ante el rey.

Por tanto, ante el llamado debemos estar prestos a renunciar a nuestros propios deseos carnales, es decir negarnos a nosotros mismos, y estar dispuestos a vestirnos del Señor, vestirnos de Su Toráh, que es Su Palabra, con la actitud correcta que nuestro Mesías y Gran Rey demanda.