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El Aguijón de Shaúl

Sobre este tema se ha hablado mucho, por lo que existen muchas especulaciones. Quiero dar mi punto de vista, sin considerar que yo sea el poseedor de la verdad en este tema. Antes que nada, quiero aclarar que la palabra griega que usó el Apóstol no es “aguijón” sino “espina”, esto lo vamos a ver más adelante. En la Segunda Carta a los Corintios el apóstol Shaúl hace mención de ello:

Pues si alguna vez quisiera jactarme, no estaría siendo irrazonable, pues diría la verdad. Pero me abstengo, para que nadie me estime más de lo que ve que soy u oye de mí, por causa de la abundancia de las revelaciones. Por eso, para que no me enaltezca, me fue dada una espina en el cuerpo, un me mensajero oponente, que me esté abofeteando, para que no me enaltezca. Y en cuanto a ésto, tres veces le he suplicado al Adón que lo quite de mí. Pero, Él me ha respondido: “Mi gracia es suficiente para ti; pues el poder, en la enfermedad, cumple su propósito”. Por tanto, con mucho gusto, prefiero jactarme en las enfermedades, para que el poder del Mashíaj esté sobre mí como una sukáh. Por lo cual me complazco en las enfermedades, en insultos, en necesidades, en persecuciones y angustias, por Mashíaj. Pues, aunque esté enfermo, es cuando soy poderoso.

2 Corintios 12:6-10

En el versículo 7 del texto citado, el Apóstol nos informa que él tenía un padecimiento de tipo físico cuando dice: “me fue dada una espina en el cuerpo”. También él va a usar una palabra griega para “espina” que solamente aparecerá esta vez en todo el Nuevo Testamento, la cual es “σκολοψ” “skolops” y que a su vez está compuesta de “σκέλος” skelos” “pierna”, figurativamente “golpe” como “patada”. Y “ὀφθαλμός” “ofthalmós” “ojo” “visión”. O sea que, “σκολοψ” “skolops” “espina” se refiere a un “golpe al ojo” de manera figurativa. Por ejemplo, cuando nos cae una pequeña espina o mugre al ojo, sentimos como si una estaca nos atravesara, sentimos un fuerte dolor, como si nos punzaran el ojo.

Partiendo solo de la etimología de la palabra especialmente usada por el Apóstol, podríamos deducir que el problema o enfermedad que padecía, lo que él llamaba “espina”, tenía que ver con sus ojos. Y esto puede ser muy lógico porque en su encuentro con Yeshúa Mashíaj, los ojos de Shaúl fueron afectados y quedó parcialmente ciego.

Podemos observar y hacer una comparación con la palabra hebrea que se usa para “espinas” “שִׂכִּים” “sijim”, que en singular es “שֵׂךְ” “sej”, cuando fue traducida al griego en la traducción conocida como LXX (Septuaguinta). Para ello se usó precisamente “σκολοπες” “skolopes” que es el plural de “σκολοψ” “skolops” “espina”. Esta palabra en hebreo se usa en referencia a la espina que punza los ojos, como dice el texto de Números: “espinas en sus ojos”.

Sin embargo, si no expulsan a los habitantes de la tierra de delante de ustedes, entonces los que dejen de ellos llegarán a ser como espinas en sus ojos y como púas en sus costados, y los afligirán en la tierra en que van a morar.

Números 33:35

Ahora bien, el Apóstol explica que esa “espina” le fue dada para que él no se enalteciera por causa de las revelaciones que él había tenido. Y qué mayor revelación que la que tuvo en su encuentro con el Mashíaj. Es decir que, desde ese momento, él quedó, no ciego, pero sí con un problema ocular que le hacía permanecer humilde, y que no se enalteciera por el hecho de que el mismo Mashíaj se le había revelado de forma impresionante. Esto se describe en la Carta de los Hechos:

Pero yendo por el camino, sucedió que cuando se acercaba a Daméseq, de repente resplandeció alrededor de él una luz del cielo, y cayendo a tierra, oyó una voz que le decía: “Shaúl, Shaúl, ¿por qué me persigues?” Y preguntó: ¿Quién eres, Adón? Y Él respondió: “Yo soy Yeshúa, a quien tú persigues”. Pero levántate y entra en la ciudad, y se te dirá lo que tienes que hacer. Y los varones que iban con él, puestos en pie, quedaron atónitos, pues realmente, oyeron la voz, pero no vieron a nadie. Entonces Shaúl se levantó del suelo, y abriendo sus ojos, no podía ver. Así que, llevándolo de la mano, lo condujeron a Daméseq. Y estuvo tres días sin ver, y no comió ni bebió. Había entonces en Daméseq cierto discípulo de nombre Jananyáh, al cual el Adón le dijo en visión: “¡Jananyáh!”, y él respondió: ¡Heme aquí, Adón! Y el Adón le dijo: “¡Levántate! Anda a la calle llamada Recta, y busca en casa de Yehudáh a uno de nombre Shaúl, de Tarsós; porque he aquí, él está orando; y ha visto a un varón de nombre Jananyáh que entra y le impone las manos para que recobre la vista”. Jananyáh respondió: Adón, he oído lo que muchos dicen de este hombre, cuántos males ha hecho a tus santos en Yerushalem. Y aquí tiene autoridad de los principales sacerdotes para encadenar a todos los que invocan tu Nombre. Pero el Adón le dijo: “Vé, porque instrumento elegido me es éste, para llevar mi Nombre delante de las naciones, también de reyes y de los hijos de Yisrael; no obstante, Yo le mostraré cuánto tiene que padecer por mi Nombre”. Entonces Jananyáh fue y entró en la casa, y después de imponerle las manos, dijo: Hermano Shaúl, el Adón Yeshúa, quien se te apareció en el camino por donde venías, me ha enviado para que recuperes la vista y seas lleno de Espíritu de Santidad. Y al instante le cayeron de los ojos como escamas y recobró la vista, y levantándose le hicieron Inmersión. Después de haber estado algunos días en Daméseq con los discípulos, y habiéndose alimentado, recuperó las fuerzas. Y de inmediato predicaba a Yeshúa en las sinagogas diciendo: ¡Éste es el Hijo de Dios!

Hechos 9:3-20

Luego el Apóstol en Gálatas habla de su enfermedad, y dice algo que es clave: “Porque yo doy testimonio de que, si hubiera sido posible, ustedes se hubieran sacado los ojos y me los habrían dado”; pues al ver el problema en los ojos que afectaba a Shaúl, muchos de ellos hacían todo lo necesario para ayudarlo. Veamos:

Como bien saben, la primera vez que les prediqué el Evangelio fue en medio de una enfermedad. Y lo que para ustedes era una prueba en mi cuerpo, no por eso me menospreciaron ni me escupieron; al contrario, me acogieron como a un mensajero de Elohím, incluso como al mismo Yeshúa Mashíaj. ¿Dónde está aquella felicidad que tenían? Porque yo doy testimonio de que, si hubiera sido posible, ustedes se hubieran sacado los ojos y me los habrían dado.

Gálatas 4:13-15

Tal vez, la enfermedad que sufría en los ojos, y que afectaba su visión, era motivo por el cual el Apóstol debía hacer uso de un escriba para la elaboración de sus cartas, por lo menos en lo que se puede observar en la carta a los Romanos:

También yo, Tertio, el encargado de escribir esta Carta, los saluda en el Adón.

Romanos 16:22

Como dije al principio, esta es una posible explicación de la “espina” que agobiaba al apóstol Shaúl. Bendiciones y Shalom para todos.