En los Evangelios encontramos este dato. Por ejemplo, en Yojanán – Juan se dice lo siguiente:
Juan 18:3 Entonces Yehudáh, tomando una cohorte de soldados [romanos], y también guardias de los principales sacerdotes y de los perushís, fue allí con antorchas, lámparas y armas.
En griego se usó la palabra “speíran” “
Sí, seiscientos (600) soldados romanos (sin contar los guardias yehuditas del Templo), se usaron para capturar a Yeshúa cuando se encontraba en el jardín del Getsemaní.
Lo impresionante de esto es que, cuando llegaron y preguntaron por Yeshúa, y Él respondió: ¡Yo Soy! Todos se desplomaron a tierra.
Juan 18:4-6 Yeshúa, ciertamente, sabiendo todo lo que le iba a sobrevenir, salió y les dijo: ¿A quién están buscando? Ellos le respondieron: A Yeshúa el Natserita. Entonces Él les dijo: ¡Yo Soy! (Y con ellos estaba también Yehudáh, el que lo entregaba). Y cuando Él les dijo: ¡Yo Soy!, retrocedieron y cayeron a tierra.
Con esto, quedó demostrado que, no importaba cuántos soldados se usaran para arrestar a Yeshúa Mashíaj, si Él no se entregaba voluntariamente, ningún poder humano ni militar hubiera podido detenerlo. Él se entregaba como una oveja que iba al matadero. Era el Siervo Sufriente que iba camino a su destino.
¿Cómo será entonces, cuando venga Él, ya no como Oveja, sino como Léon, ya no como un Siervo, sino como el Gran Rey?
¡Todos sus enemigos caerán ante su Presencia!