Cuando hablamos de la bendición de Elohím, hablamos de “adopción” de “ser reconocidos como hijos legítimos”. En la antigüedad la “bendición”, que en hebreo es “berajáh”, era el reconocimiento que un padre hacía sobre su hijo en cuanto a la legitimidad que ese hijo tenía para poder heredar. La palabra “berajáh”, viene de la raíz hebrea “baraj” “bendecir” que significa “doblar rodilla”, por eso, la palabra “rodilla” en hebreo es “bérej” que viene de “baraj”. El hijo se postraba o doblaba ante la voluntad y la presencia de su padre el cual ponía su diestra sobre su cabeza, y de esa manera era bendecido.
Así bendecían los padres a sus hijos. Pero, entonces, ¿cómo podemos nosotros bendecir a Elohím? Hemos escuchado muchas veces la historia de Iyov (Job) y hay un texto particular en donde su esposa le dice algo que puede sonar fuerte. La versión Reina-Valera del 1960 dice:
Entonces le dijo su mujer: ¿Aún retienes tu integridad? Maldice a Dios, y muérete. Job 2:9
Pero, ¿en realidad eso es lo que dice el texto hebreo? Veamos:
Entonces le dijo su mujer: ¿Aún te esfuerzas por mantener tu integridad? Aunque bendigas a Elohím, morirás. Job 2:9 (VCX)
La mujer está reprochando a Iyov debido a que, a pesar de todos los infortunios que está viviendo, él se esforzaba por mantenerse íntegro. A lo que la mujer le dice que, aunque él “BENDIGA” “BARAJ” a Elohím, de todas maneras, va a morir. Ella no le dice “maldice a Dios”, ella le dice que, aunque él insista en bendecir a Elohím, él va a morir, dándole así palabras de desánimo para que Iyov no continuara esforzándose por ser íntegro.
Por tanto, bendecimos a Elohím cuando, a pesar de las circunstancias, nos esforzamos por permanecer íntegros ante nuestro Creador Eterno.