No es por vista, es por Fe

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Cuando el profeta Avraham y su sobrino Lot se separaron, Lot tuvo la oportunidad de elegir hacia dónde se iba. Y se decidió por la hermosa llanura, sin calcular el costo tan grande que eso significaría para él y su casa. Dice la Biblia en Génesis:

Génesis 13:10-13 Y alzó Lot sus ojos y vio toda la llanura del Yardén, la cual toda ella era de regadío, como el jardín de YHWH, como la tierra de Mitsráyim en dirección a Tsoar, antes que YHWH destruyera a Sedom y Amoráh. Y Lot escogió para sí toda la llanura del Yardén. Partió luego Lot hacia el oriente, y se separaron el uno del otro. Avram habitó en tierra de Kenaan, y Lot se asentó en las ciudades de la llanura, y fue plantando sus carpas hasta Sedom. Pero los habitantes de Sedom eran malos y pecadores contra YHWH en demasía.

La llanura, ese territorio plano, parece a la vista, mucho más simple para poderse adaptar que vivir en una montaña. El mundo es esa llanura que nos ofrece sus facilidades y bellezas, pero esconde el costo tan terrible de querer vivir ahí. Mientras tanto, nuestro Elohím nos llama a que nos esforcemos y subamos a la montaña, donde podremos vivir seguros y en paz.

La diferencia entre la llanura y la montaña es que la montaña demanda mucho más trabajo y compromiso, pues es dura de escalar, mientras que la llanura nos permite vivir más relajados sin tanta responsabilidad; por eso, la gran mayoría escoge la llanura.

El costo de Lot fue que, instalado en Sedom, empezó a sufrir gravemente viendo la maldad tan grande que allí había. Eso es lo que nos dice el apóstol Shimón en su segunda carta:

2 Pedro 2:7-8 Pero rescató al justo Lot, cuando era afligido profundamente por la conducta libertina de los inicuos. Pues este justo, que vivía entre ellos, día tras día veía y escuchaba los actos de los violadores de Toráh, por lo cual su alma justa era angustiada.

Lot, no solo vivió una vida de angustia, sino que terminó perdiendo su familia, pues su esposa acabó deseando más a Sedom que la salvación, y sus hijas, permeadas por la depravación de Sedom, finalizaron cometiendo un grave pecado de incesto con su padre.

Por eso, en la Biblia se enseña que nuestra vida de creyentes no la vivimos guiados por lo que vemos, por nuestros meros sentidos, sino por la fe, esa fe que nos lleva a aferrarnos más a nuestro Adón Yeshúa Mashíaj a medida que subimos la montaña. Con razón el apóstol Shaúl escribió en su segunda carta a los corintios:

2 Corintios 5:6-8 Por tanto, mantengamos siempre la confianza, pues sabemos que mientras vivamos en este cuerpo estaremos alejados del Adón. Por eso, debemos caminar por fe y no por vista. Y aunque estamos confiados, más preferimos salir del cuerpo y tener nuestro hogar con el Adón.