La Reina de los Cielos

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El título “la Reina de los Cielos” se menciona cinco veces en el libro del profeta Yirmeyáh (Jeremías). Y hace alusión a una “diosa” que en la Biblia es llamada Asheráh, y también a Ashtoret. Entre los babilonios se le conocía como Ishtar. Los egipcios la llamaban Sopdet y también Isis. Para los sumerios Inanna. También asociada a Semíramis y a otras “deidades” como Diana, Artemisa, Venus, etc. Esta deidad pagana representaba para estos pueblos a la gran diosa de la fecundidad y fertilidad, a la que llamaban “la Reina de los Cielos”.

Dice la Biblia:

Los hijos recogen la leña, los padres encienden el fuego, y las madres amasan la masa para hacerle oblaciones a la Reina de los Cielos, y derraman libaciones a elohím ajenos, para ofenderme. Jeremías 7:18

Cuando los paganos empezaron a verse forzados a convertirse a la religión Oficial del Imperio, muchos se vieron obligados a abandonar su devoción a “la Reina de Los Cielos”, pero esto cambió en el siglo V con el Concilio de Éfeso en el que se le daría este título a la Virgen María, y no solo el de “la Reina de los Cielos”, sino también el de “Madre de Dios” y, por tanto, la devoción a “la Reina de los Cielos” continúa hasta el día de hoy. La historia es cíclica, la repetimos y repetimos, y no nos cansamos de repetirla.