fbpx

La Fiesta de Ómer Reshit (Gavilla Principal) y la Resurrección del Mesías

La palabra hebrea “ómer” “עֹמֶר”, significa “montón, gavilla”. Y la palabra “reshit” “רֵאשִׁית”, “ser cabeza, comienzo, principal, principio, primero, en lugar, tiempo, orden o rango”.

Es el tercer momento festivo de Pésaj. Israel, después de entrar a la tierra prometida, debía llevar en esta fiesta una “gavilla o montón de lo primero”:

Habla a los hijos de Israel y diles: Cuando lleguen a la tierra que Yo les doy, y recojan su cosecha, traerán al sacerdote un Ómer Reshit de su cosecha. Él ondeará el Ómer en presencia de YAHWEH para que les sean agradables. El sacerdote la ondeará el día siguiente de Shabbat. Y el día que ondees el Ómer, ofrecerán un cordero de un año sin defecto, en holocausto a YHWH.

Levítico 23:10-12

El propósito del Ómer Reshit era hacer del pueblo un pueblo agradable a YHWH. La palabra hebrea que traducimos como “agradable” es “ratsón” “רָצוֹן”, que significa “ser aceptable, agradable, benevolencia, contentamiento, deseo, favor, gozo, grato, gusto, querer, voluntad”.

El Diccionario Vine dice:

Ratsón denota una reacción concreta de un ser superior hacia uno de menor rango. Cuando se usa en relación con Dios, ratsón puede indicar la actitud que se muestra en sus bendiciones: «Con lo mejor de la tierra y de su plenitud, y el favor de aquel que moraba en la zarza» (Deu. 33:16). En este mismo sentido, Isaías habla del día, año o tiempo del «favor» divino, o sea, el día del Señor cuando todas las bendiciones del pacto sobrevendrán al pueblo de Dios (Isa. 49:8; Isa. 58:5; Isa. 61:2). Es decir, que el pueblo entraba en la condición exacta para empezar a recibir toda bendición del Eterno Dios pues estaban dispuestos a estar bajo Su Voluntad.

Como ocasión festiva, se señalaba el comienzo de la siega de la cebada la cual maduraba unas cuantas semanas antes que el trigo. Una vez que los israelitas entraran en Canaán, tendrían que llevar una gavilla de lo primero delante sacerdote como ofrenda, una especie de primicia de lo primero, la cual la presentarían ante YHWH, y después de eso podrían segar y comer la cosecha (Levítico 23:10-12; Éxodo 23:19). Así los israelitas reconocían que recibían la tierra como el cumplimiento de YHWH a su promesa. Ésta se presentaba el primer día de la semana después del 15 de Aviv, pasado hashabbat semanal o del séptimo día.

Para el tiempo de nuestro Mesías Yeshúa los sacerdotes de Jerusalem tenían un ritual de presentación de este Ómer o Gavilla. En La Misnah, la colección de leyes y tradiciones judías, se describe la ceremonia del corte y la preparación de la gavilla que hacían los antiguos sacerdotes. Primero, los mensajeros de la corte salían y ataban las espigas de grano en gavillas para facilitar el corte. Luego el sacerdote, con su hoz en la mano, junto a la gavilla escogida y atada preguntaba a quienes le acompañaban: “¿Se ha puesto el sol?” Esto con el fin de estar seguro que había terminado Shabbat ya que en Shabbat era prohibido meter la hoz entre el cultivo. Si ellos le respondían: ¡Sí! Entonces volvía a preguntar: “¿Segaré?” Y si le respondían: “¡Siega!” De inmediato cortaba el grano atado en gavillas. El cortar la gavilla era símbolo de la resurrección, pues se desprendía de este mundo, es decir que en ese momento fue cuando Yeshúa se levantó de entre los muertos. De ahí era llevada la gavilla escogida y dejada lista para ser presentada al momento de la salida del Sol, al amanecer, en cuanto a Yeshúa describe el momento en que iba a ser presentado ante el Padre Eterno.

Cuando el Sol empezaba a despuntar el sacerdote tomaba la gavilla que había sido cortada y la ondeaba o mecía. La palabra ondear o mecer se traduce del hebreo “nuf” “נוּף”, que era un movimiento que se hacía de abajo hacia arriba y de nuevo abajo. Era una representación de ser llevada de esta tierra y ser presentada en el cielo, como una ofrenda aceptable a Dios, para bajar nuevamente como un don de Dios. Esto se hacía como bien hemos leído, al día siguiente de shabbat, es decir el primer día de la semana. De ahí entendemos lo narrado en Juan:

El primer día de la semana, Miriam de Magdala, llegó al sepulcro muy temprano, pues aún estaba oscuro, y vio que la piedra del sepulcro había sido quitada.

Juan 20:1

Yeshúa le dijo: No me toques, pues aún no he subido ante el Padre; pero vé a mis hermanos y diles: Subo a mi Padre, que es el Padre de ustedes, a mi Dios, que es el Dios de ustedes. Miriam de Magdala fue a dar las nuevas a los discípulos: ¡He visto al Señor! y les manifestó las cosas que le había dicho.

Juan 20:17-18

Como aún era oscuro, la Gavilla Principal que había sido cortada no había sido presentada ante Dios, pues solo se hacía cuando salía el Sol; como esa Gavilla era tipo de Yeshúa por eso, le dice a Miriam que no lo toque pues aún no había sido presentado ante el Padre. Obviamente cuando Salió el Sol y el sacerdote presentaba la Gavilla Principal en ese momento Yeshúa fue presentado ante el Padre.

Entendemos entonces que Yeshúa resucitó en el momento en que se cortaba el Ómer o Gavilla y que subió ante el Padre en el instante que el Ómer o Gavilla era ondeado.

Esta gavilla correspondía a la cosecha de cebada, la cual tenía una fuerte conexión con la ofrenda por celos que presentaba el marido por su esposa infiel (Números 5:14-16), una forma de redención de los pecados. En pocas palabras Yeshúa se presentaba como ofrenda por los celos para redimir una novia que esté limpia y sin mancha.

En Interpretación Profética, Yeshúa el Mesías, entonces resucitó de entre los muertos el primer día de la semana y se constituyó como el primero de la resurrección. Él era la Gavilla Primera resucitada que se presentaba ante el Padre, venciendo a la muerte. El Mesías siendo el cordero sacrificial por excelencia, también fue la primicia de la resurrección eterna para vida. La diferencia entre la resurrección de Yeshúa y cualquier otro como por ejemplo Lázaro, es que Yeshúa resucitó en gloria una vez para siempre, no volvió a la muerte.

Pero ahora el Mesías ha resucitado de los muertos; primicias de los que murieron ha sido hecho. Pues así como en Adam todos murieron, así también en el Mesías todos serán vivificados. Pero, cada uno en su debido orden: El Mesías es las primicias. Luego, los que son del Mesías en su venida. Después, los del final, cuando entregue el reino al Dios y Padre, cuando suprima todo imperio, toda autoridad y poder.

1 Corintios 15:20-24

Y si morimos con el Mesías, creemos que también viviremos con Él. Y sabemos que el Mesías, habiendo resucitado de los muertos, ya no muere; por lo que la muerte no se enseñoreará más de Él.

Romanos 6:8-9

En síntesis, ¿qué hacemos cuando participamos de la Cena Memorial de Pésaj? Cuando tomamos la Cena en honor del reconocimiento de Yeshúa como nuestro sacrificio, dirigimos nuestra mirada a tres aspectos fundamentales:

Miramos la obra hecha en la cruz, pues recordamos lo que el Mesías hizo allí (1Corintios 11:24-25; Colosenses 1:20).

Miramos el regreso del Mesías (1Corintios 11:26) cada vez que la tomamos, puede ser la última hasta que estemos en su presencia y la tomemos con el Señor.

Miramos a nosotros mismos. Debe ser una exanimación de nuestra vida (1Corintios 11:31-32).

Entendiendo así su gran importancia, decimos que la Cena Memorial de Pésaj tiene significados conmemorativos, instructivos e inspiracionales. Además promueve la acción de gracias, comunión y finalmente conlleva una responsabilidad para el creyente.

Conmemorativa: Porque el Señor dijo: Hagan esto en memoria de mí (Lucas 22: 19). Instructiva: Porque simboliza, a través del uso de objetos, la lección de la encarnación del Mesías, en el pan y el vino las hierbas amargas. Inspiracional: Porque celebrarla nos recuerda que por fe recibimos los beneficios de Su muerte y resurrección. Con hacerlo, nos identificamos con su muerte y resurrección. Y nos inspiramos al recordar que Él logró la victoria sobre la muerte. Acción de gracias: Porque celebrarla causa en nosotros “eujaristía” Este término griego representa agradecimiento por la obra redentora que hizo nuestro Mesías, al ser entregado como cordero sacrificial. Comunión: Porque la celebración de la Cena nos brinda la oportunidad de estar en una verdadera comunión “koinonía» con nuestro Dios y con nuestros hermanos (1Corintios 11:18-20; 1Juan 1:3). Responsabilidad: Porque desarrolla en nosotros un alto grado de compromiso. Pablo nos recuerda que debemos cuidarnos de participar en la Cena de manera indigna. Por supuesto que esto no significa que merezcamos participar en ella, porque la Biblia enseña que no hay justo ni uno (Romanos 3:10-12), sino porque estamos luchando constantemente contra el pecado, habiendo sido librados de su poder.

A nosotros los creyentes, los miembros del cuerpo, se nos insta a despojarnos del viejo hombre y a renovar nuestra mente (Efesios 4:23).

Así debemos ir a participar de la Cena Memorial de Pésaj, habiéndonos despojado de todo vicio que nos inste a una vida de pecado. Es por esta razón, importante examinarnos a nosotros mismos, no por el hecho de poder tomar la Cena aquí, sino para tener derecho de tomarla cuando Él regrese. Ella es una excelente forma de mantener el cuerpo de Cristo lo más consciente posible de los peligros de dar cabida al pecado a fin de poder ver un día a nuestro Mesías cara a cara y ser aceptados por Él.