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El último héroe del Titanic

Aunque la historia de amor entre Jack Dawson y Rose DeWitt Bukater no existió, es la historia que más conocen las personas en el caso del Titanic.

Sin embargo, muchos desconocen la historia real y verdadera del pastor John Harper, el cual tenía 39 años, y era viudo. Viajaba en el Titanic junto con su hija y su sobrina rumbo a Chicago, pues había sido invitado a predicar por algunas semanas en aquella ciudad.

Después de poner a su única hija y sobrina en un bote salvavidas, fue visto nadando frenéticamente hacia las personas en el agua, para predicarles de Cristo, antes de que la hipotermia se volviera fatal.

El pastor Harper nadó hasta un joven que se había subido a un pedazo de escombros…

Le preguntó entre respiraciones: “¿eres salvo?” El joven respondió que no.

Harper entonces trató de guiarlo a la salvación en Cristo. Sin embargo, el joven que estaba casi en estado de shock, respondió que no le interesaba el asunto.

Así que, el pastor Harper se quitó el chaleco salvavidas y se lo arrojó al joven mientras le decía: “Si no crees en Cristo, entonces, necesitas esto más que yo …”, y se alejó nadando hacia otras personas.

Unos minutos más tarde, Harper nadó de regreso hacia el joven del chaleco quien, conmovido por el acto de sacrificio y la actitud compasiva de Harper, aceptó a Cristo como su único y suficiente Salvador.

De las más de 1.500 personas que cayeron al agua esa noche, solo un puñado fueron rescatadas vivas por los botes de salvamento. Uno de ellos era el joven del chaleco salvavidas, quien flotaba entre los escombros.

Cuatro años más tarde, en una reunión de sobrevivientes, este joven se puso de pie y, llorando, contó cómo el pastor John Harper lo había guiado a Cristo.

El pastor Harper primeramente empezó a predicar a bordo de la nave y más adelante a todos aquellos a su alrededor en el agua helada antes de morir él también.

Sus últimas palabras antes de sumergirse en las frías aguas fueron “Cree en el Señor Jesucristo y serás salvo”.

Hollywood nunca le hará una película a este héroe, que hasta su último aliento no cesó de predicar la Salvación en Jesucristo, pero sin lugar a duda recibirá un galardón mucho más grande que un premio Óscar, aquel que recibirán todos los buenos obreros que lucharon hasta el final por ganar un alma para el Señor.