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El Limpio de Manos

Según la versión Reina-Valera/60, en el libro de los Salmos 24, encontramos lo siguiente:

¿Quién subirá al monte de Jehová? ¿Y quién estará en su lugar santo? El limpio de manos y puro de corazón; el que no ha elevado su alma a cosas vanas, ni jurado con engaño.

Pero, ¿qué significa limpio de manos? La palabra hebrea que ha sido traducida en ese texto como “limpio” es “naquí”. Y algunos podrán pensar que hace referencia a alguien que tiene sus manos lavadas o aseadas, y esto podría ser así si se toma en cuenta que el hebreo moderno adoptó “naquí” para “limpio”.

Pero, en el hebreo Bíblico o antiguo, “naquí” era una expresión judicial que se entendía como “inocente”. Así que cuando los Salmos hablan de “limpio de manos” en realidad se refiere a “inocente de manos o de proceder”, es decir que no ha derramado sangre o sus hechos han sido limpios y justos, ya que las “manos” en el contexto hebreo representan las acciones del hombre. En varios textos podemos encontrar su significado real. Veamos:

Y él dijo: También ahora sea conforme a sus palabras; aquel en quien se hallare será mi siervo, y ustedes serán inocentes [nequiyim].

Génesis 44:10

De palabra de mentira te alejarás, y no matarás al inocente [naquí] y justo; porque Yo no justificaré al impío.

Éxodo 23:7

Para que no sea derramada sangre inocente [naquí] en medio de la tierra que YHWH tu Dios te da por heredad, y no seas culpado de derramamiento de sangre.

Deuteronomio 19:10

Perdona a tu pueblo Israel, al cual redimiste, oh YHWH; y no culpes de sangre inocente [naquí] a tu pueblo Israel. Y la sangre les será perdonada.

Deuteronomio 21:8

Y tú quitarás la culpa de la sangre inocente [naquí] de en medio de ti, cuando hicieres lo que es recto ante los ojos de YHWH.

Deuteronomio 21:9

Maldito el que recibiere soborno para quitar la vida al inocente [naquí]. Y dirá todo el pueblo: Amén.

Deuteronomio 27:25

Por tanto, el texto de Salmos 24 lo entendemos así:


¿Quién subirá al monte de YHWH? ¿Y quién estará en su lugar santo? El inocente de manos y puro de corazón; aquel que no ha elevado su alma a lo vano, ni ha jurado con engaño.